martes, 18 de noviembre de 2008

I TORNEO DUPLICADO ÁLVAREZ - LLORET SANT ROMÀ

Leed bien lo que os voy a decir, sábado, a las siete de la mañana, cuando toda persona normal y corriente, cansada por el duro trabajo de toda una semana agotadora o sencillamente por haber festejado el día antes o también sin razón alguna, está sumergida en un feliz y tranquilo sueño, un sueño como sólo los sábados se puede tener, sobre todo a eso de las 7, cuando las calles están más calladas que nunca y uno puede descansar a placer ¿verdad?, decía, que sábado a las siete de la mañana algunos y algunas nos disponíamos a salir fuera, donde el sol frío e invernal todavía no se había incorporado, porque el sol también suele dormir a las siete de la mañana, los sábados de invierno.

Temblando aún por el aire fresco de la mañana o quizá por presentir lo todavía no sucedido en el amistoso torneo que dos grandes jugadores de scrabble, además de ser primos, Blai y Antonio han sido los primeros en proponer un estilo totalmente novedoso, revolucionario y nunca jugado, digo, pensando en eso todos los que subimos a las 7 y media en coche, algunos más tarde, otros más temprano, y cogimos la nacional no por las maravillosas vistas, que en verdad son maravillosas, pues se ve el mar y las olas y la arena, y todo es muy pintoresco, pero uno se lo mira de paso y fugazmente, porque comenzamos a hacer anagramas, y cuando hacemos anagramas no tenemos tiempo para mirar el fragor del mar y escuchar la hermosura de las calas y maravillarnos qué bella es la naturaleza, no, no lo hacíamos.

Más temprano que tarde llegamos a Lloret, Lloret es un balneario, tiene hoteles y más cosas, también playa, pero está lejos, nosotros fuimos sin más al Puntet, Puntet es un centro cívico que a aquella hora matutina tenía las puertas cerradas, entramos a tomar un café, no es que no estuviéramos despiertos, pero qué puedes hacer a las 9 en Lloret un sábado por la mañana, sino tomar un café, conocimos a Aglaía, gran jugadora y maravillosa persona, y también nos encontramos con Santi, luego volvimos al Puntet, como los lobos que van husmeando la presa ovejuna, y vimos que ya estaba abierto, el Puntet, abierto, esperando ¿a qué?, a lo que todos estábamos aguardando ese sábado.

Blai y Patxi pusieron en marcha una docena de ordenadores que runruneaban al unísono palabras al azar del diccionario que nadie conocía, o sí que conocía y sólo aparentaba no saberlas, porque en el scrabble tienes que saber muchas cosas, casi todos los vocablos y también si se utilizan en alguna u otra parte o cuándo se utilizaron por última vez, el scrabble es muy duro, uno no puede andar así como así, se requiere de mucho tesón y más cosas, el scrabble es complicado y parece que la gente goza tanto más, cuánto más difícil se lo pone, lo que es precisamente lo que estábamos haciendo, esa clase de duplicada uno contra uno, o uno contra una y también una contra una, ¿sabes? no es nada fácil hacer algo así un sábado a las 10 y media de la mañana, porque faltaban no sé qué hojas que alguien olvidó traer.

Al final ese suizo nos dijo quiénes teníamos que emparejarnos, es muy sabio ese tipo, se llama Búchol o algo por el estilo, nunca he sabido pronunciar su nombre, de hecho me da igual, y parece que todos odian a Búchol porque nunca están contentos con él, aunque al mismo tiempo lo utilizan en todas partes, es algo que no entiendo, pero bueno, hay cosas más raras en el mundo como aquella cabra bicéfala que encontraron en Patagonia, y ese Búchol nos dictaba qué y cómo hacer y nosotros lo escuchábamos muy diligentemente.

Pronto me di cuenta que ese juego, la duplicada uno contra uno, es algo muy distinto y que pasan cosas como aprendí en las clases de física, cuando se mezclan elementos distintos, no sé, agua, aceite o lo que sea, y luego, en lugar de mezclarse, cada uno permanece separado, como si se hubiesen enfadado, aunque el aceite le dijera al agua, ven, ven y mézclate conmigo, el agua lo rechaza, la muy altanera, y luego refunfuña algo acerca de una hache y de dos oes, pues eso, que con nosotros pasaba algo igual, que había los buenos y los menos buenos y los menos menos buenos, y los buenos daban palizas a los menos buenos, y los menos buenos daban también palizas a los menos menos buenos, y los menos menos buenos ya no daban palizas porque no tenían a quién dárselas, y se ponían muy tristes, pero todos aparentaban no serlo, y la verdad es que todo era muy divertido, nos lo pasábamos bomba.

Luego fuimos a comer en la pizzería donde siempre hubimos comido, y todos pedimos pizzas, porque estábamos en una pizzería, y en una pizzería se comen pizzas, si no, se tendría que darse por llamar de manera distinta, y ahí de pronto todos empezamos a comentar las partidas y qué buenos somos, y que si perdí tal partida era porque bueno, que sí que vi la jugada pero bueno, es que no me atreví, porque una vez me pasó igual, pero ahora es distinto, ahora ya no hay azar, ahora jugamos al más puro escrábel, en fin, ¿entiendes? que intentábamos como aquél que no quiere reconocer lo que no quiere reconocer, la pizza estuvo muy buena, no sé cómo pudo preparar el pizzero tantas pizzas, al final, volvimos al Puntet, la verdad es que ya no teníamos tantas ganas de jugar, un sábado a las 4 de la tarde.

Y ese Búchol siguió en su empeño de buscarnos pareja, y los tres minutos por ronda se hacían muy cortos, los tres minutos más cortos que nunca viví, y siempre veía el scrabble una vez acabada la ronda, aunque a veces no había scrabble, y el cuatro a cero me estaba mareando, cuando todo acabó, nos premiamos unos a otros, Miguel fue el mejor, nadie pudo con él, ni ese tal Búchol, que se enfadó mucho, ese Búchol, a decir verdad no sé por qué, es que esos suizos, e hicimos fotos, y nos abrazamos como si fuera el fin del mundo y nunca volviésemos a vernos, y besos y cuál es tu móvil, y luego cogimos la autopista, un sábado a las 9 de la noche.


RESULTADOS Y ESTADÍSTICAS POR RONDAS